¿Qué hacer tras una agresión?
Si has sufrido una agresión sexual es difícil saber cómo reaccionar o qué hacer y es normal sentirse aturdida y confusa. Para apoyarte en este momento tan difícil, hay algunas recomendaciones que puedes tener en cuenta:
Lo primero que tienes que saber es que no es tu culpa, el único culpable es el agresor.
Puede que te sientas culpable o sientas vergüenza y creas que no has reaccionado o evitado la agresión, pero ante una agresión sexual, es normal quedarse bloqueada. El bloqueo es una respuesta innata natural de defensa ante una situación peligrosa.
Es importante que busques atención médica. Puede que no tengas lesiones físicas visibles, pero es necesario que te hagan una exploración para confirmar que estás bien y prevenir o detectar posibles infecciones de transmisión sexual o embarazos no deseados.
Además, si la agresión o las agresiones sexuales son recientes, en el hospital pueden hacerte un examen forense para recopilar posibles pruebas que te serán útiles en caso de que quieras denunciar. Este examen lo realiza un profesional de la salud en presencia de un/a médico/a forense y siempre deben pedirte tu consentimiento para llevarlo a cabo. Por eso es recomendable que, en la medida de lo posible, evites lavarte o ducharte, cambiarte de ropa, fumar o lavarte la boca para poder preservar las pruebas forenses.
Aunque no denuncies ahora, estas pruebas se guardan durante seis meses por si cambias de idea.
No tienes que pasar por esto sola. Llama a alguien en quién confíes que pueda acompañarte y escucharte.
Si has sufrido violencia sexual, tanto recientemente como en el pasado, existen centros especializados donde te informarán en detalle de tus derechos y te ofrecerán apoyo y acompañamiento. No es necesario haber denunciado la agresión para acudir a estos centros, ni tener una situación administrativa regular en España. Encuentra el centro más cercano. No estás sola.
Puede que ahora no quieras denunciar o tengas dudas, pero puedes cambiar de idea o necesitar asesoramiento legal.
Denunciar es un derecho, no una obligación. En los centros especializados pueden asesorarte legalmente.
¿Sospechas que has podido sufrir una agresión sexual estando bajo los efectos de alguna sustancia?
Habrás oído hablar de sumisión química. La sumisión química se refiere a cuando alguien administra drogas y/o alcohol a otra persona, sin consentimiento, para anular su voluntad y poder cometer un delito, en muchos casos de violencia sexual.
También se refiere a aquellos casos en que las drogas y/o alcohol se consume de forma voluntaria, pero el agresor se aprovecha de ese estado para ejercer violencia sexual.
Muchas mujeres que han sufrido violencia sexual mediante sumisión química no están seguras de lo que ha pasado y se sienten muy confusas. Muchas que han pasado por ello coinciden en señalar algunos síntomas que se repiten:
- No recuerdan lo que ha sucedido en las últimas horas
- Se encuentran mal (resaca exagerada, mareos, malestar general, dolor intenso de cabeza…)
- Tienen marcas o lesiones que no se explican cómo se han hecho
- Sienten dolor en la zona genital o anal
- Les falta ropa o está del revés
- No recuerdan cómo llegaron a casa o se encuentran en un sitio desconocido
- Están en compañía de personas desconocidas
Nuestros derechos frente a la violencia sexual
Además, debes saber que, por haber sufrido violencia sexual tienes una serie de derechos, entre los que destacan el derecho a:
- Información y orientación sobre tus derechos y los recursos disponibles para acompañarte desde el primer contacto con cualquier institución a la que te acerques para pedir ayuda (policía, personal sanitario, etc.)
- Atención médica especializada en centros sanitarios.
- Atención integral y especializada en centros de violencia sexual donde te pueden prestar de manera inmediata asesoramiento legal, apoyo social, acompañamiento y asistencia psicológica para tu recuperación, cuando así lo necesites. Encuentra tu centro más cercano.
- Ser acompañada por una persona de tu confianza (amiga, profesional, etc.) ante cualquier instancia.
- Servicios de traducción e interpretación, incluidos los servicios de subtitulación, lengua de signos, guías intérpretes u otro personal especializado de apoyo para la comunicación.
- Asesoramiento jurídico previo a la denuncia, así como asistencia jurídica, para garantizar el acceso a la justicia y la reparación integral. La gratuidad de la asistencia jurídica dependerá de que cumplas con los requisitos de ingresos fijados por la Ley de Asistencia Jurídica Gratuita.
- Servicios de asistencia personal para las mujeres con discapacidad que te ayuden a acceder a los diferentes servicios y ejercer tus derechos.
- Denunciar, así como recibir información sobre el procedimiento para interponer la denuncia. Además, si denuncias tienes derecho a obtener una copia de la denuncia debidamente certificada, y a su traducción escrita cuando no entiendas o hables ninguna de las lenguas oficiales reconocidas.
Además de todos estos derechos recogidos en el Estatuto de las Víctimas del Delito, y especialmente en la Ley Orgánica 10/2022 de Garantía Integral de la Libertad Sexual (LOGILS), existen otros reconocidos en esta última ley como el acceso a ayudas económicas, acceso prioritario a vivienda protegida, a un programa específico de empleo y ciertos derechos laborales y de seguridad social, que están pendientes de desarrollar y que, por tanto, actualmente no pueden ejercerse.
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