El consentimiento sexual es un acuerdo mutuo entre personas para cualquier actividad sexual y para mantener relaciones sexuales. El consentimiento debe darse libre y voluntariamente, sin presiones de ningún tipo ni manipulación. Es la base para tener unas relaciones sanas, libres e igualitarias.
Existe consentimiento cuando el deseo es mutuo, estamos en igualdad de condiciones a la hora de decir que “SÍ” y existe respeto por el deseo del otro/a.
Escuchar el “SÍ” de la otra persona es una forma de conocer su deseo y saber si, realmente, quiere y le apetece el encuentro sexual. En cualquier caso, hay más formas en las que la otra persona puede expresar el deseo sexual usando un lenguaje no verbal, por ejemplo: iniciando el acercamiento físico, tomando la iniciativa…
Siempre puedes preguntar a la otra persona si le está gustando o si quiere que sigas para asegurarte de que se siente cómoda.
Recuerda que no hay consentimiento cuando estás inconsciente, cuando estás dormida, ni cuando estás bajo el efecto de drogas o alcohol que te impiden decidir.
SOLO SÍ ES SÍ, todo lo demás es violencia sexual.